La sepultura de Belmeque (Beja, Bajo Alentejo): contactos durante el Bronce final I del suroeste de la Península Ibérica (1625-1425 a.C)
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Date
2009Author
Mederos Martín, Alfredo
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Veleia 26 : 235-264 (2009)
Abstract
La tumba de Belmeque, una cueva artificial excavada en la roca, es la más rica de todo el Bronce del Suroeste de la Península Ibérica. Presenta un ajuar con una cerámica con acanalados verticales, 2 puñales con remaches de plata, 1 cuchillo de bronce, 13.8% de estaño, con 4 remaches de oro y dorso recubierto de una fina lámina de oro y, finalmente, 9 remaches de plata, quizás de 2 cinturones. El cuchillo responde a un modelo egeo, para un ritual de sacrificio, que no conocemos en otro enterramiento del Bronce de la Península Ibérica, aunque no es necesariamente una importación. Su mejor paralelo es un cuchillo de la sepultura 52 de la necrópolis de Prosymna, situada en la ladera del santuario de Hera en Argos, el Heraeum, del Heládico Final I, 1625-1500 AC. Los remaches tienen entre 70-75% de oro y 25-30% de oro «blanco» o electro, presente en los grupos A3 y A3C de Hartmann, que tienen su mejor representación en las sepulturas de fosa de Micenas del Heládico Medio III-Heládico Final I. Por otra parte, la presencia de dorado en el dorso del cuchillo de Belmeque tiene también sus mejores paralelos en las tumbas de fosa de los círculos A y B de Mi cenas y en el Tholos de Vapheio en Laconia del Heládico Medio III-Heládico Final IIA, 1675-1450 AC.Los ajuares del Bronce Medio y Final I del Suroeste son muy modestos, especialmente en armas o útiles de cobre o bronce, con apenas 12 puñales, más algunos punzones. Las tumbas más ricas aparecen a partir del Bronce Final I, ca. 1625-1425 AC, con algunas cuentas de collar de oro y cuentas de fayenza azul, que también aparecen en Irlanda y Gran Bretaña, hacia el 1700-1550 AC, coincidente con la fase Derryniggin. Este incremento en objetos metálicos, incluida la plata y el oro, hasta entonces desconocido, puede ser resultado de la explotación del estaño de la zona de Neves Corvo, en el Bajo Alentejo. Su explotación quizás explique que sea esta región donde aparezcan las estelas alentejanas y después se concentren las estelas con escritura del Suroeste, instalándose asentamientos fenicios como Tavira desde el siglo VIII a.C. en la costa del Algarve.