La imagen presencial como acto público de escenificación.
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Date
2020-12-16Author
Panera Mendieta, Diego Román Carlos
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Teatralidad y vida cotidiana La idea de lo teatral, como efecto perceptible, parece estar asumida hoy en día de manera tácita por la comunidad social. La sobreactuación, el engaño o la afectación, así como el actual marco de las fake news, son elementos contemplados como cotidianos y parecen disputar el terreno al oficio de la creación de ficción. Efectivamente, las presentaciones públicas de las personas son a menudo asociadas recurrentemente con elementos propios del teatro. Por ello, resulta muy sugerente acercarse a los mecanismos que se reproducen en los entornos y situaciones de las presentaciones comunicativas humanas comunes y que parecen apuntar hacia un concepto muy próximo a lo teatral en muchas ocasiones. Por otro lado, lo presencial y lo no presencial en la comunicación humana va tomando nuevos derroteros con el devenir de los tiempos. El acto público y la escenificación, como hechos presenciales, adquieren un peso diferente en medio de un mundo de imágenes, de situaciones y de actos virtuales. Paralelamente, la línea que separa la presentación como proyección pública fundamentada en la credibilidad y la representación como ficción y como arte, se muestra más tenue que nunca. Más allá de las prácticas escénicas experimentales directas en sus diversas variantes y de algunas vías abiertas por las artes performativas, desde el propio mundo del arte dramático parece evitarse un camino específicamente científico que recoja siquiera las ideas fundamentales que se están desarrollando acerca de estos temas desde hace décadas en la investigación de otras disciplinas. Esas ideas y teorías provenientes de diversas áreas del conocimiento, pueden brindar importantes herramientas que muestran la concomitancia y la estrecha relación entre la vida cotidiana y el arte actoral y escénico. En este sentido, la noción de la teatralización discurre muy próxima a la capacidad natural humana de imaginar, fabular y de poner en práctica de forma cotidiana, tanto una dramatización involuntaria a partir de los roles sociales y de los deseos propios o compartidos, así como una cierta dosis de cálculo consciente en las actuaciones personales o grupales en base a ciertos intereses propios o compartidos. Las comunicaciones presenciales de las personas se convierten así en un permanente espejo de imágenes y de mensajes que combinan, tanto la recepción y asimilación de lo ajeno, como la propia emisión de la exposición personal en la que la imagen física y el lenguaje no verbal juegan un papel trascendental a través de las emociones. El presente trabajo aborda estas ideas mediante un acercamiento a la noción de análisis situacional que W.I. Thomas comenzó a fraguar de forma pionera y que, con el paso del tiempo, ha tenido un importante desarrollo del que este estudio quiere dar cuenta con una pequeña aproximación. Tal noción parece emerger como idea esencial con presencia hegemónica en cualquier tipo de proceso acerca de la idea dramatización social y, como consecuencia, naturalmente, en el arte dramático, como elemento trascendental quizá obviado, al parecer, en el entresijo de los términos escénicos. El punto de partida para desarrollar estas cuestiones toma como referente inicial el acto de escenificación presencial como estructura comunicativa y recala de forma específica en el conjunto de características de sus componentes visuales. En el centro de ellas, surge el factor instrumental imprescindible, el del espacio dado como encuentro con el público a quien va dirigida tal comunicación. El análisis del acto escénico desde su epicentro espacial permite también una aproximación a abordar las diferencias y concomitancias entre actos de presentación y representación. La figura humana, desde su capacidad presencial expresiva, mediante la creación de movimiento, de imágenes y de sonido a partir de las emociones, se vislumbra como protagonista esencial del acto de escenificación pública en su relación con el espacio físico. La emisión y la recepción de la expresión en la comunicación humana, y con ella su interpretación puntual, aparecen como herramientas vitales para la vida cotidiana, para la consolidación de la construcción y la autoestima de las personas, para la valoración de actos y hábitos propios y ajenos y para la consolidación o no de cada rol social. De este modo, las trascendentales aportaciones teóricas de algunos importantes estudios de carácter sociológico cuyo sentido y coherencia es significativamente deudor al arte escénico como su esencial metáfora instrumental, son reveladoras ya que hunden sus raíces en el mundo de la escenificación y el teatro.